martes, 20 de noviembre de 2012

¿Qué infancia tan hermosa no? En la cual nos despertábamos contentos por ir al jardín, y al volver, salir a la calle a jugar con tus amigos. ¿Qué infancia tan hermosa no? En la cual salíamos a la calle a jugar, no a sobrevivir. ¿Qué infancia tan hermosa no? En la que tu peor enemigo era tu hermano o tu mejor amigo. ¿Qué infancia tan hermosa no? En la cual lo que ingeríamos eran caramelos o chicles
, no drogas. ¿Qué infancia tan hermosa no? En la cual lo que teníamos en la boca era un chupetín, no un cigarrillo. ¿Qué infancia tan hermosa no? En la cual lo que teníamos en la cintura eran ramas imaginando que eran armas, no armas de verdad ni facas para robar. ¿Qué infancia tan hermosa no? En la cual jugábamos al policía o ladrón, al “poliladron” No donde vemos como los policías corren a los ladrones de verdad. ¿Qué infancia tan hermosa no? En la que te metías a la casa alguien del barrio para buscar tu pelota cuando la mandaban adentro, no cuando se metían a robar. ¿Qué infancia tan hermosa no? En la cual te sentabas frente al televisor día y noche viendo tus programas favoritos, no donde se sientan día y noche en una esquina a drogarse y emborracharse. ¿Qué infancia tan hermosa no? Donde el lugar más alto eran los hombros de tus padres, no el cielo para un alma perdida. ¿Qué infancia tan hermosa no? En la cual jugábamos con muñecos, no con vidas. ¿Qué infancia tan hermosa no? En la cual el “tiroteo” era un juego, no una masacre. ¿Qué infancia tan hermosa no? En la que la frase “VIVIR O MORIR” Era solo una expresión que usábamos cuando jugábamos a que teníamos superpoderes, no en la que se desidia todo en una batalla campal a los tiros. ¿Qué triste verdad? Saber que tu infancia no volverá. ¿Qué loco no? Como cambian las cosas.

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